Palabras de despedida para nuestros egresados 2022

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Queridos alumnos,

Es muy emocionante estar hoy frente a ustedes en este momento culmine de sus vidas, el día de su egreso. Sus profesores sentimos hoy un poco lo que sentimos todos los argentinos a la espera del partido del domingo. Sabemos que se viene algo grande, que ha habido mucho sacrificio para llegar hasta donde han llegado. 

Fue bastante sorpresivo enterarme el martes pasado, unas horitas antes de la semifinal, que me habían elegido, fiel a su estilo digamos juvenil de todo a último momento, para dar el discurso de despedida. Si bien, coincidimos que como escritora me gusta tomar la palabra (como habla, me decían siempre con el mayor cariño posible sin por eso dejar de rescatar la idea de que para su registro siempre les hablaba y mucho), tenía que escribir estas hojas en tiempo record. Pensé que se estaban vengando por tantas tantas veces que les he hecho escribir.

Casi casi caigo en la tentación de decirles que no, que aunque me costara, esta vez no llegaba. Y esto no es una estrategia de storytelling, como lo hemos trabajado en nuestras clases. Pero me acordé de ustedes y todas las veces que dijeron que si, a pesar de que hubieran preferido invertir su tiempo en cualquier otra cosa, y para ser justa en esta relación de ida y vuelta, no pude decirles que no. 

Ya no es verdad que los que enseñan somos los docentes y los que aprenden son los alumnos. En estos años, todos hemos aprendido de ustedes, crecido en sabiduría con cada uno de sus crecimientos.

Esta magia multiplicadora de la docencia, en un tiempo en que esta vocación está tan subvalorada, es algo en que los que todavía amamos la fecundidad del enseñar tenemosque insistir. Hoy ya el docente no es alguien que viene a impartir sus ideas, Google sabe más que cualquiera de nosotros (Y a los que crean que estamos lejos todavía de la revolución de la inteligencia artificial, prueben el nuevo CHATGPT de Elon Musk en su versión gratuita a la que solo por probar le pedí me haga un discurso para este dia con ciertas instrucciones específicas y me devolvió un texto en 5 segundos tan exactamente adecuado para este dia, que por orgullo de especie y por honestidad profesional me negué a seguir leyendo). 

Hoy más que nunca, en este contexto, la presencia del docente se revela como fundamental. Debemos ser lo suficiente seguros y equilibrados en nuestros aspectos personal y profesional, para comprender nuestra labor de facilitadores, ya no de protagonistas, para enseñarles a ustedes, los actores principales del acto educativo, a ser la mejor versión de sí mismos, a mostrarles todo lo que ya son en potencia. 

Nuestra Mater es una gran multiplicadora de nuestros recursos humanos, y por humanos, recursos finitos. Cuando Ella nos pide sumarnos a un proyecto, en sus formas únicas y personalísimas, siempre digo que nosotros terminamos dando mucho más de lo que damos. Lo que uno da se multiplica siempre. Esta es una regla infalible. Con Ella nunca el resultado es igual a la suma de las partes, sino algo mucho más grande.

En este nuevo modelo de enseñanza, tamizados por la presencia generosa de la virgen, docentes, preceptores, directivos y alumnos crecemos juntos en una alquimia misteriosa pero perfecta entre experiencia, autoridad, confianza, resiliencia y de actualidad que da la juventud, formándonos a la par en múltiples saberes, actitudes proactivas y habilidades blandas que el mundo de hoy nos demanda. 

Cuando estaba por decirles que no, me acordé de ustedes y de sus SI a nuestros proyectos, a pesar de sus caras de desesperanza, desasosiego y pánico cuando tantas veces en estos tres años con la profe Leti les pedimos cosas que ustedes creían que no iban a poder. Sin embargo, aunque sentían que les estábamos pidiendo un imposible, ahí estaban siempre, quizás no todos dando todo lo que podían, eso sabemos las profes y ustedes que es verdad, pero siempre con el ánimo dispuesto, con su cercanía amena, con sus virtudes de negociación respetuosas pero permanentemente alertas para ver si por alguna de esas casualidad o milagros del espíritu santo, las profes se llegaban a arrepentir de la disparates que según ustedes se nos había ocurrido pedirles. Nosotras no necesitábamos su acuerdo ni su aprobación para lograr los cometidos de nuestros planes secretos, pero si, nada hubiéramos podido lograr sin esa apertura que nos dieron siempre, esa generosidad para escuchar y dejarse conquistar con lo que teníamos para proponerles. 

¿Se acuerdan todas esas clases previas a las charlas de clubes Ted, cuando nos pasamos clases enteras debatiendo porque sí y por qué no hacer el proyecto?. En ese mismo juego, sin querer queriendo estábamos ya aprendiendo, formando y poniendo a prueba en esos ejercicios, su capacidad  de argumentación y su criterio propio. Mientras, nosotras docentes, íbamos creciendo en paciencia, pero no vamos a poner foco ahora en eso.

Me acordé de lo que me enseñaron en relación a como se tratan entre hombres y mujeres, con un respeto, cariño y admiración que dejan en rídiculo a los que creen que un mundo de igualdad entre los sexos es imposible. Recordé lo que me inspiraron en relación a saber adaptarse a los cambios, cuando volví a pensar en su actitud frente a esas clases virtuales en la pandemia, en las que se recibieron de expertos en trabajo home office más rápido que cualquier empleado de multinacional. 

Recordé lo que aprendimos de ustedes en relación a ser valientes cuando nos contaban que habían creído morir de stress laboral en su primer día de Pasantía, cuando algún empleado de la empresa en la que habían sido asignados no tuvo la peor idea que pedirles preparar un café para todos y ustedes se animaron a confesar que nunca habían hecho uno, y por ello aprendieron a hacerlo y se convirtieron en unas semanas en expertos y serviciales tomadores de café. O en relación a la importancia de salir de nuestra zona de comfort, cuando para llegar a su trabajo tuvieron algunos que tomar hasta dos ómnibus, cuando nunca antes habían tomado uno. Ahí estábamos detrás de cada libertad conquistada, sus profes, sus preceptores, sus directivos, sus padres diciéndoles que no solo podían, sino que con empeño, con dedicación y con voluntad nada era imposible. Pero los que estaban caminando en ese nuevo camino eran ustedes, creyendo en nuestro creer en ustedes.

Esta historia comenzó mucho tiempo atrás, el primer día que ustedes entraron a estas aulas, con la mochila vacía prejuicios y el corazón sediento de aventuras. Hoy ya el trabajo está hecho, los objetivos conquistados y acá estamos despidiendo a un grupo de alumnos del que estamos orgullosos. Hombres y mujeres sanos, buenos compañeros, respetuosos, con sueños propios e ideas originales. Personas que disfrutan del humor, con la inteligencia emocional mucho más agudizada que generaciones anteriores, que no tienen miedo en detenerse a mirar al otro y hacia adentro. Personas que se animan a seguir creyendo en los adultos, cuando muchas veces lo hemos defraudado. Personas capaces de darle cuerpo y vida a un proyecto Como el de Deja tu huella, la misión, donde se nos anima a seguir cultivando nuestra fe como la mejor de las resistencias.

Hasta hoy en día, estos primeros 18 años, muchas decisiones las hemos tomado por ustedes. No se les preguntó en qué familia querían nacer, aunque estoy segura que sus padres los trajeron a este mundo a cada uno con todo el amor del que fueron capaces. Tampoco les preguntaron a sus 2 o 3 años a qué colegio querían ir ni en qué barrio querían vivir. Tampoco que profes querían tener. Eso si, estén seguros, que nosotros padres y docentes los condujimos o intentamos conducirlos por los mejores caminos a nuestra disposición. 

Desde hoy en adelante, ya no estaremos en el día día para marcarles la ruta. Sin embargo, hoy es una jornada de alegría y alivio, porque tenemos la certeza de cada uno de ustedes es ya un proyecto vivo, con voz propia. Es nuestra la satisfacción al entender que hoy estamos entregando al mundo un grupo de verdaderos líderes Marianos, comprometidos y solidarios. Desde ahora, como esos libros donde cada uno elige su desenlace, harán camino al andar, con la satisfacción única que dan las aventuras sobre las que se tienen las propias riendas.

Creanme, no soy un bot, ni Google, pero vengo del futuro porque hace 20 años que estaba sentada en una silla similar a la que hoy están sentados ustedes, y creo que esto es lo que me hubiera gustado me dijeran.

Que el tiempo pasa volando, mucho más rápido desde que dejan el cole, y ni les digo como acelera cuando llegan los hijos. Aprovechen el tiempo, que es lo único que no se puede comprar. Un año no es nada, es verdad, a su vez, cada día es todo. El momento más importante es hoy, ayer ya pasó y mañana todavía no llegó.

Recuerden que no somos las cosas que nos pasan sino la actitud que tomamos frente a ellas. Sean personas vitamina, personas que digan que sí a lo bueno, que sumen, con las que se pueda contar. Brinden soluciones, más que excusas. 

Sepan que habrá en el camino momentos de dolor, pero cuando ya crean que no puedan más, recuerden que los mayores aprendizajes llegan cuando hemos superado la tormenta.

No pierdan jamás su espontaneidad y su calidez, ese ser amigos de verdad que han logrado estos años de diálogo y humildad. 

Crean, porque no hacerlo es vivir en la desesperanza. Estén siempre dispuestos a defender sus valores.

Piensen que siempre podemos cuidar a alguien. Estén atentos a quien esté necesitando de nuestra fortaleza. Den cobijo. 

Cuiden sus sueños, en ellos, y en la capacidad de alimentarlos está para mi el secreto de la juventud. 

Prioricen su salud física y su salud mental. Ustedes un poco también nos han enseñado a cuidarnos mejor en esos aspectos.

Sean apasionados con lo que hagan. Sean profesionales confiables y ciudadanos protagonistas, que piensen primero en el bien común antes de pensar en la comodidad propia. Sigan enseñándonos a cuidar este planeta. Muchas veces lo olvidamos.

Recuerden que ser quienes estamos llamados a ser requiere dedicación, determinación y mucho trabajo duro. No se rindan ante los obstáculos que se presenten en el camino. Recuerden que el fracaso es sólo una oportunidad para comenzar de nuevo de manera más inteligente.  Aprendan de sus errores y sigan adelante. Sin humildad ese ejercicio se hace cuesta arriba.

Nunca dejen de buscar nuevas oportunidades para aprender y crecer, ya sea a través de la lectura, la educación formal o la experiencia. 

Sepan que ser adultos es un poco darse cuenta que nunca estamos totalmente preparados y que lo que hace la diferencia en nuestra fuerza interior. Por eso, tengan confianza en ustedes mismos y en sus habilidades. Ustedes tienen todo lo que necesitan para alcanzar sus metas y sueños, si siempre den lo mejor de ustedes. 

Nada es grave, o casi nada, salvo la muerte. Ríanse de ustedes y no se tomen tan en serio, eso los hará mas libres.  Solo sean inflexibles con ustedes mismos cuando den su palabra. No hay mayor  responsabilidad ni compromiso mas urgente que respaldar con los actos lo que por la boca decimos.

No se tomen las cosas personales. La gente esta luchando batallas consigo mismo en las que no tenemos que sentirnos afectados. Ese es uno de mis súper poderes favoritos. Esto vale también para los halagos. Los que creen demasiado en ellos se vuelven insoportables. 

Para que eso no ocurra, mantengan la perspectiva. Recuerden que hay cosas más importantes que el éxito y el dinero. 

Digan perdón y gracias siempre que haya motivo.

Valoren a sus seres queridos. Pero eso es difícil de lograr sino se valoran primero a ustedes mismos.Parece contradictorio pero el amor que nos permitimos para nosotros es el amor que podemos desarrollar para los que nos aman. Por eso cuando en un avión caen las máscaras, para poder ayudar a los que queremos hay que ponerse la mascara primero. 

Hoy sobre todo, no olviden agradecer a las personas que han estado a su lado durante estos años. Sus padres y su familia, sus profesores (los que los acompañaron en el nivel inicial y los de este último año), sus preceptores y compañeros, quienes han sido un apoyo fundamental, sin ellos no habrían llegado hasta aquí. Hoy asegúrense de agradecerles y de mostrarles siempre toda su gratitud. Ningún logro es propio. Entender eso es el único mérito que podemos endilgarnos a nosotros mismos. Los demás se los debemos a quienes han hecho posibles esas oportunidades.

Esta casa es su casa y no es una manera de decir, porque aunque hoy dejen estas aulas, seguirán estando siempre presentes bajo este techo, con ese mismo vínculo por el que seguimos diciendole mi casa a la casa de nuestros padres una vez que nos vamos a formar nuestro propio hogar, habitando los corazones de cada uno de los docentes que los vimos pasar, con esa sensación de que ha sido hermoso su paso, así como quedamos maravillados después de haber contemplado una estrella fugaz.

Hablo en nombre de toda la comunidad cuando digo que estamos orgullosos de verlos crecer, camino a alcanzar aquello a lo que han sido llamados. Les deseamos todo lo mejor en el primer día del resto de sus vidas. ¡Felicidades a cada uno y a sus familias por esta graduación!

Lic. María Florencia Aliaga